Los cuatro pilares de la independencia

Puede sostenerse que Martín Miguel de Güemes fue uno de los cuatro pilares fundamentales de la emancipación americana. Sin desmedro de otras grandes figuras, el General salteño comparte esa gloria con San Martín, Belgrano y Pueyrredón. Hombres muy diferentes por su carácter, formación y hábitos pudieron conjugar con coherencia y decisión sus esfuerzos en pos de una causa superior. Belgrano fue un hombre de ideas, de grandes proyectos, de reflexión, pero las circunstancias lo convirtieron en militar. Sin gozar de la visión estratégica de los grandes capitanes, suplió esa carencia con una energía que superó sus dolencias físicas. San Martín, fue un modelo de soldado, hecho a la rigidez de la disciplina, formado en las grandes campañas europeas de fines del Siglo XVIII y principios del XIX. Güemes, a falta de experiencias de esa índole, poseyó valor, intuición y dotes de conductor para una lucha tan particular como la de la Guerra Gaucha. Pueyrredón, otro hombre cultivado, probablemente el menos conocido por los argentinos, tal vez hubiera preferido la vida tranquila de comerciante, sin armas y sin batallas, pero sin embargo asumió por imperativo de las circunstancias la responsabilidad de organizar ejércitos y, como Director Supremo, la de acompañar la estrategia sanmartiniana, convirtiéndose en figura fundamental de la independencia, por sus ideas y acciones. Estos cuatro pilares del proceso de emancipación mostraron destacadas dotes de organizadores a la hora en que las circunstancias los llamaron a ser protagonistas. Esa aptitud, puesta de manifiesto en los campos de batalla, también se extendió al momento en que ejercieron funciones de gobernantes. En ese rol, no vacilaron en tomar medidas enérgicas para obtener los recursos que necesitaban. Fueron conscientes de las resistencias y recelos que iban a despertar y las defecciones que obstaculizarían el camino. Ante estas adversidades no decayeron y supieron actuar con eficacia, ya que frente a los egoísmos hallaron la comprensión y el apoyo de los que querían ser libres. El sacrificio de los jujeños durante el éxodo previo a la victoria de Tucumán; la entrega de bienes, recursos y brazos durante la formación del Ejército de Los Andes; el apoyo de estancieros y gauchos salteños convertidos en jefes y soldados; los recursos aportados por buena parte de la sociedad porteña, superaron todas las aprensiones, reticencias y traiciones, gracias a la probidad puesta de manifiesto en el accionar de estos grandes hombres de nuestra historia. Los principales pasos para garantizar la independencia estaban dados. San Martín, Belgrano, Pueyrredón y Güemes habían reclamado su declaración sin más trámite. A San Martín le cupo la magna tarea de consolidar la independencia rioplatense y liberar Chile y Perú;  a Pueyrredón, la de brindarle toda colaboración estratégica y pecuniaria; Belgrano, luego de obtener las resonantes victorias de Tucumán y Salta, regresa a Buenos Aires para morir, el 20 de Junio de 1820,  pobre e injustamente olvidado; Güemes, luego de rechazar siete invasiones realistas a las provincias del Norte y de dar tiempo a San Martín para que se hiciera fuerte en una parte del Perú, muere luego de una emboscada el 17 de Junio de 1821.  Los cuatro próceres habían cumplido, cada uno en su ámbito, con el esfuerzo y sacrificio que la patria les requería.-

                                                             Prof. Raúl Omar Chizzolini  (rachizzolini@gmail.com)

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